Ejemplos de nuestros trabajos
ESCRITOS DE NUESTROS CLIENTES: MUJERES Y HOMBRES

JESSICA, 19
Jessica está en esa etapa de la vida que roza la tierna inocencia con la transgresión de un cambio nuevo como de despacio transcurso, disfrutando y gozando de las virtudes de una belleza adolescente que ella misma alumbra todos los días como lo haría la lumbre al viento.
Jessica expone su personalidad esporádica y extrovertida, simpática por naturaleza. Su cuerpo está bellamente moldeado como lo hiciera un escultor con su cincel. Su piel huele a pureza e inocencia, huele como el misterioso y enigmático incienso. Le gusta ir de compras, estar a la última y hacerse notar para gustar y gustarse, para ver y para que la vean. En realidad lo hace para sentirse bien con ella misma
Jessica está aprendiendo a entender la vida; cómo funciona y cómo enfrentarse a nuevos retos que le vienen. El tiempo, que es maestro de nuestra existencia también lo es de la sabiduría de la propia vida, una vida sana y responsable pero con ese punto de rebeldía que en la juventud es una virtud. A Jessica le gusta ir donde le plazca porque puede hacerlo: sin prisas, sin agobios, sin premuras. Pues ya dicen que: lección eterna de la vida es la experiencia vivida. Pero ella aprovecha la ventaja que le es dada de forma tan noble como de natural fruto y las circunstancias que la rodean: su juventud y su adolescencia.
A veces, cuando se acuesta en su lecho, que es como un jardín que parece que no se acaba, entonces sueña como una gota de agua en un mar de rocíos, y es entonces como si se resquebraja la noche en enésimas estrellas que esperan algún día que la invadan con amores y caricias, como cuando es la hora donde se apaga el sol y se duerme la tarde.
Jessica es una de esas mujeres bellas y bien arregladas. ¡Cuánta belleza en faldas, medias de seda y zapatos de charol! Un escándalo de auténtica originalidad, que se verá plasmado en brevísimo tiempo aumentado como un acorde de una pieza musical. Porque la vida y el futuro le esperan y se hace precisa mucha suerte y sentido común para tal eficaz remedio del saber vivir, viendo nacer el desorden natural de su adrenalina pura día tras día. Porque cuando una chica es joven y fresca, tiene más oportunidades para amar y ser amada. Y con esas pocas obligaciones de deberes que tiene ahora, las otras ya vendrán en un fututo día, una mínima parte de su ser sabe que la inconciencia la ha de controlar biseladamente para que jamás pueda significar peligro. La adolescencia a veces aísla, a veces se presenta desvalida y torpe, pero Jessica conociendo las virtudes de sus propias aptitudes acepta los riesgos para no caer en el abismo, porque las leves inseguridades las evita y las graves con ella no pueden.
El amor y la bondad se reparten con las manos a estas edades tan tempranas. Y con las armas propias o las ajenas construyen sus primeros amoríos, dejándose llevar por la tranquila marea que sube y que baja y que mueve incesante las olas del mar. Unos amores que son como el tacto, que resbala entre ansiedades de adolescencia y que parece magia. Por eso Jessica anhela y espera un amor de esos que se construyen rehacen a cada hora, a cada momento.
La progresión de su sana belleza se va tejiendo con los meses que pasan como una hoja de un árbol perenne de otoño, pero conservando siempre la eterna y sana sonrisa de juventud en su joven rostro. Ya se sabe, que de mediana inteligencia es verse crecer día a día como una chica despierta y decidida, ¡Oh mujer hermosa de la mirada preciosa! Jessica es de una energía tan natural, espontanea e innata como si fuese una fuerza arrolladora de su joven ser, que crece tan rápido como la hierba sobre una floresta en donde casi todo se planta, pues ella sabe que como un jardín es la vida, donde se va sembrando con sus actitudes y sus talentos día a día el fruto que ella misma recogerá.
Ella sabe que corre el riesgo de sufrir el primer tropiezo en el amor. Pero eso es el dominio de sus verdades, tal como ella las ve y que no ofende a nadie. Jessica camina por la vida con naturalidad y una continuidad que es como un hilo de prolongación de ella misma, y sigue la piedra angular del ciclo juvenil para convertirse y evolucionar en una joven mujer, que agregada a la inocencia y la madurez también da la juventud que a la vez es como algo mixto. Natural dificultad de la adolescencia es creer mejorar día tras día, pues la experiencia le enseñara sin incomodarse demasiado, satisfaciendo sus ansias más amatorias y el refugio más seguro para interactuar con sus amigas, sus amigos y su entorno más cercano como si todo esto fuese una medicina que cura. Y por estas razones, y bastando una primera vez, el amor se le presentará para abrigar y envolver su alma sana, pues es cosa del amor presentarse por sorpresa como una campanada a media noche. Igual la pasión se le presentara para conquistarla por primera vez, viendo como los días pasan caminando despacio como si sus ilusiones fuesen soles que la iluminaran y los sonidos de la noche ronroneos que la embrujaran, reforzando así su personalidad y sus ganas de existir para hacer un poco más de ruido en su vida. ¡Eso sí! Lo cual se explica por sus razones lógicas de lozanía y pulida juventud, para poder conservar la sonrisa eterna con sus dientes blancos como perlas de la mar, borrada ya la línea de la niñez camino para pasar a ser una imponente mujer que al ardor de las experiencias vividas llegará disfrazada de caricias. Jessica vuela la mirada hacia un futuro que ha de ser como el candil que ilumine, que trace el camino de su lozanía de algo que se está consumándose entre placeres y riesgos asumidos, mientras respira a su lado en la estéril esperanza de vivir aquello que le quema con pasión para echar a volar después. Jessica crece día tras día.








Laura, 32
Dicen que la treintena en una mujer es como una segunda adolescencia pero vestida al punto de joven madurez, porque se juntan y hace simbiosis la experiencia y la virtud de una juventud que todavía está latente como una pieza musical, la que se adherirá a tu interior lentamente.
Laura es una mujer de su tiempo, una mujer del siglo XXI; caracterizada por su belleza, audacia y siempre luchando por conseguir una solución a todos los problemas. A Laura, todas las etapas por las que ha pasado hasta ahora le han dejado una lección de sabiduría inherente y aprendida. Absolutamente todas las etapas de la vida nos marcan de alguna manera, y gracias a eso, Laura ha crecido y ha madurado como una mujer de nuestro tiempo. Eso sí, sin perder ni un ápice de su atrayente personalidad, sensualidad y simpatía. Laura es consciente que la mujer del siglo XXI tiene ante sí más posibilidades que nunca, más retos y más canales para poder conseguir la igualdad que tanto merece.
Laura se conoce mejor a sus treinta y dos años porque tiene su propia fórmula para encontrar el equilibrio, ser ella misma y salir de estereotipos marcados como a fuego que no encajan con su libre personalidad de decidir. Tiene su propia marca personal que la define sin tener que imitar ni copiar a nadie.
Laura sabe lo que quiere en una relación, y también lo que no desea. Porque cuando una mujer está en los 20 años todavía puede tener inseguridades sobre lo que quiere en una pareja. Se deja llevar por los sentimientos y muy rara vez usa la cabeza. Cree que su primera relación formal va ser para siempre y se hunde en un abismo cuando la ve terminada. Pero a los 30 años esos dramas se terminan y se finiquitan como una pompa de jabón, porque una mujer en la trentena ya sabe lo que quiere para su vida personal, profesional y amorosa. Laura puede enamorarse intensamente pero si ve que las cosas no funcionan y no van a ningún lado, no tiene problema en poner un fin, porque sabe que lo que busca es estabilidad emocional y complicidad en una relación. Y Laura lo tiene claro y diáfano porque es una mujer independiente y segura de sí misma.
Liviano y frágil como un cristal
Laura lucha por sus fantasías que pueden hacerse realidad. Su pasado es ya luz
del ayer, y ahora, desea buscar entre las rocas fuertes donde poder agarrarse, que detengan sus
melancolías que ya pasaron y encarar su vida hacia un fututo perenne. ¡Laura es
agua viva! Pues la pared del cielo y de pasión sobrante y de sueños de ceniza
la guía y la ilusionan. Porque días de transparentes proyectos y miles de
ilusiones le quedan por realizar
Laura ha cumplido los 32 y no pasa nada, no se preocupa en exceso, lo tiene todo por construir. Y no se debate entre hipotecarte y tener un hijo o dejarlo todo. Ella quiere y sabe crear su propio camino, porque sabe que el mejor momento de tu vida está por venir. ¿La treintena puede ser ese momento? La sorpresa es que en esta fase puede ser el colmo de la felicidad y de realizarse y ser realmente feliz.
Laura ya ha tenido tiempo suficiente para haberse librado de la ingenuidad de la infancia; de las maquinaciones alocadas de los años adolescentes, y todo ellosin haber perdido la energía y el entusiasmo de la juventud. Su sentido de la realidad se mezcla con un fuerte sentido de esperanza; un espíritu de 'poder hacer' y una sana creencia en sus propios talentos y habilidades. Lo que le hace ver las cosas desde una manera muy sensible y altruista. Hasta colabora con una ONG. Ahora para Laura todo tiene otro sentido y su vida transcurre como un relato en tiempo real.
Laura es como un rayo de luna que se baña en la fuente de la vida, un soplo de viento que mira hacia el infinito horizonte, y posee una fuerte confianza, como el vientre de una madre que se cuida entre suaves algodones. Laura sabe que los malos recuerdos ni restañan heridas ni corrigen el mal, porque hacia atrás no podemos ir para corregir nada. De más sutil esencia sabe que es plantearse un futuro con realizables alcanzables y realistas proyectos. Sus ojos no se cansan de mirar al futuro con sed intensa porque probablemente le sea maravilloso y fantástico.

Marcos, 24
Marcos tiene 24 años y es joven como una poesía imaginaria. Acaba de terminar sus estudios de veterinario porque le gustan tanto los animales que ha decidido dedicar su media vida a ellos; a curarlos de sus males, sus enfermedades y sus sufrimientos. Marcos sabe que siempre existe una esperanza para hacer el bien y no la piensa desperdiciar, porque dicen que la juventud es un camino que sólo se anda una vez. Y la otra mitad de su vida: quien sabe; igual para encontrar su media naranja o seguir haciendo camino él solo.
Marcos es un chico apuesto, tiene una apariencia de joven melancólico que parece; a prioiri, que nunca haya roto un plato, pero también tiene ese punto canalla que tanto gusta a las féminas que caen decantadas, porque como dicen: la atracción es mayor que la razón. Marcos es divertido, cariñoso, gracioso y con un punto canalla pero con sentimientos nobles. El perfil de su rostro es de una apariencia de bondad infinita. Sus pómulos resaltados irradian como el sol de mil playas, y en su piel lleva un tatuaje impreso que se asemeja a un pájaro que pide libertad que parece que vaya a salir volando en cualquier momento de su brazo grabado a tinta indeleble aferrado a su piel.
Con gesto breve y el parecido a blandura perfilada de un niño transparente y jovial, su sonrisa es tranquila y parece que esconda secretos en su interior, en alguna parte de su alma o de su corazón. Probablemente sea capaz de enamorarse como el alma de un poeta sin perder su talento racional ni tampoco su sana personalidad.
Marcos es consciente y consecuente que en la suerte y en la fortuna de encontrar el amor hay que esforzarse evitando fracasos, caídas y tropiezos, porque se sabe que es por la vista y por el azar de la vida por donde se descubren las verdades. Marcos desea todo esto y muchas cosas más. Pues sabe que las circunstancias que le rodean le son importantes y cambiantes a la vez y es todavía muy joven para ahogar sus errores, más bien es fresco doncel para valorar su potencial que es mucho y prometedor. Otra de sus virtudes es seducir con el arte de la palabra dicha con sus labios de trovador. Es algo que se le da muy bien y hace casi oficio de ello. A las chicas de su edad les llama doncellas y princesas. Y aunque pueda parecer algo cursi, a veces es algo que a las hembras les fascina, para acabar atrapándolas como en un nudo corredizo donde no se pueden soltar.
Como joven que es, utiliza las aplicaciones tecnológicas actuales como Instagram y Pinterest, pues ambas le sirven como principal forma de interacción y para actualizar sus nuevas amistades y seguidores. Para él y para muchos jóvenes de hoy en día estas apps son un nuevo lenguaje del siglo XXI.
Marcos, cuando está en la ducha como Dios le trajo al mundo, el agua recorre su piel con un tacto de suave delicadeza, como una caricia tranquila y esponjosa que hasta se le pudiera ver su alma como si la luz la atravesara. Tiene la costumbre de tararear románticas y tiernas canciones, cosa que le relaja y le hace sentirse bien mientras se salpica y asea su sano y vigoroso cuerpo.
A veces es un poco desordenado para sus cosas, pero lo suple sabiendo que cada cosa está en el sitio que la dejó, es como un orden dentro de su caos que tiene controlado y dominado como el animal más dócil que lleva por dentro. Es quizás por eso porque se entiende tan bien con los animales, y como veterinario que es, a su alma se le despiertan emociones leales y espontáneas con estos seres queridos casi como personas. Para él, los animales son la nobleza suprema y el despertar de unos enternecimientos que pueden llegar a ser como un amor tan platónico como posible a la vez. A él le gustan desde las gaviotas que rozan las orillas del mar hasta el gato más desvalido y desamparado.
Cuando cae la noche y deja caer su joven cuerpo sobre la cama se suele quedar dormido enseguida. Se le escucha la respiración cuando duerme profundamente; probablemente soñando entre somnolencias difíciles de interpretar. Pero en su juventud perenne puede estar la respuesta de sus sueños oníricos y, hasta a veces, hace anhelo de sus deseos en voz alta en sus más profundos sueños.
A Marcos le gusta cuidarse por dentro y por fuera, hace deporte y desea llegar a la vejez presentable como un rey griego: sabio y bello. Porque sabe que un día llegará a viejo y que la vida de un anciano tiene el mismo valor que la de él ahora en estos momentos. Y le gustaría ser sabio y erudito, porque cuando llegue el momento pueda enseñar a otros que para entonces le vendrán detrás. Pero hasta que ese momento llegue con la premura y el largo tiempo que precisa: primero desea vivir muy despacio y caminando hacia una vida plena, larga y satisfactoria, pues no quiere apagarse como la llama un candil por el error de atraparse en el alcohol o en las confusas drogas, esos errores que dicen que se comenten de juventud ¡A él eso no le va! Detesta las drogas y si puede aconsejar al más desorientado de sus amigos y amigas sobre el tema lo hace de muy buena gana, como de quien jamás su pensamiento sano se pueda apartar y vivir responsablemente sea como el cordón umbilical que lo une a la valiosa vida.
Sobre el amor desea que cuando lo encuentre sea cristalino como el cristal, o como la llama de una vela que suele guiar en la oscuridad de las emociones. Se imagina con otro semejante turbando y vibrando como dos apasionados seres que se respetan y que se entienden como dos relojes que marquen la misma hora; la hora de explorar el lado más romántico de sus vidas, para darle compensación y afán ansioso o triste y afligido olvido. ¡En estas cosas nunca se sabe! Marcos desearía que ese amor fuera reciproco y devuelto con las mismas ganas de un amador errante, porque él es capaz de arrastrarse en pleamar por los acantilados del querer y del amar para siempre jamás.
Consignada y sellada para vivir sanamente parece su mente que es vital, saludable y clara como el vidrio. Aunque a veces perciba la vida como un territorio nunca explorado ni indagado. ¡Ese es su misterio! Pues a veces siente curiosidad por descubrir apetitos poco saciados y vivirlos, con muchas ganas de experimentar, siempre y cuando estos no le dañen ni tampoco le perjudiquen ni le causen temores que no pueda superar, ni que sean dañinos y le puedan causar un dolor irreparable. Y sobre todo es consciente de que la belleza exterior es sólo una parte de la verdad. Lo demás forma parte de una personalidad sana y madura aunque joven se sea.

María, 46
María es mujer de madurez sibilina, esto es; enigmática y misteriosa a la vez. María no aparenta ni mucho menos sus 46 primaveras que luce como soles y que alumbra auténtica con su belleza de cómo lo hiciesen las musas del más lírico poeta. Ni tampoco es una mujer con una historia de una luna eterna, sino que de la experiencia ha hecho su virtud. Su meticulosidad para las cosas es una constante que incide en su vida. María es sensual, inteligente y divertida. María es un frenesí de deseos y también de complicidades. Sabe que el amor es una historia de dos, de dos almas que se encuentran sin planearlo demasiado y que viven la vida con pasión y delirio.
A María, su pelo provoca como una liana que el alma enreda y la
caricia evoca, con crines de fragancia pura, como una tela cálida y sedosa que
provoca al mismo viento. A veces se da aire con un abanico que lleva con ella y
que mueve con la gracia de una sirena, pues por su pelo largo caen acordes como
de una guitarra lejana.
María es parte de un todo, solo existe lo que ella es: no engaña. Y cuando sus palabras se desnudan para mostrarse tal como es todos escuchan cortésmente como atrapados en el tiempo. A veces sus ojos se cierran y miran dentro de ella, como en una introspección, se siente cómoda designando la idea de «mirar a su interior», porque se conoce a sí misma como una mujer segura y firme en sus valores como mujer y como persona. Su empatía es una capacidad honesta que siempre le acompaña.
María viste bien, los sedosos trajes le quedan y encajan tan bien su figura como al mármol desnudo, que pareciera que caminara por calles de seda. Le gusta vestir elegante pero discreta a la vez, luciendo esa clase de belleza que no sabe de tiempo y que no entiende de edad. Pues ella sabe que del Edén y el paraíso ella. Podría ser la manzana más sabrosa. Se pasea por calles y avenidas de su ciudad con su traje de fina elegancia, con su ropa de viento y en su pelo ..., su pelo reluce con brillo de sirena como una luz de loco desvelo que brilla en la oscuridad.
Caudales de palabras salen de su alma del breviario de sus ganas de vivir, y cuando conversa con alguien se expresa como una gota de agua, como las vidrieras cuando llueve salen de sus labios palabras de vaho y rocío, pues parece que sus palabras tengan rosas y miel que sus labios como pétalos son la flor más bella de un jardín. María es buena anfitriona, y cuando se refleja en cualquier conversación se suele expresar con la gente con un canto perfecto, pues de su voz las palabras salen liricas y poéticas de su garganta de cristal, como una melodía ideal que es como dejarse seguir por una estela del mar y donde la gente escucha suavemente como en un conjunto de telas.
María es una mujer apacible y, el tranquilo estanque de su alma a veces parece que camina con pies de ninfa por la vida. Su piel desprende aromas de mágicas fragancias, como una fuga de esencias pura y de decoro que atrapa como una enredadera. Sus firmes muslos son como algo incendiario que provoca pasiones entre las gentes que la miran, a veces de reojo a veces como si fuese un dulce sueño transformado en estoica belleza.
El mágico atardecer rima su alma en un soneto casi perfecto, porque María es poesía pura, es como un poema de cantos y estrofas. Cuando pasea por la calle se acompaña siempre con un perfume hecho de sustancias aromáticas, de su cutis que exhala en su porosa piel como si fuese emanado de azahares de seda y de sueños infinitos. María huele muy bien.
Olvida deprisa los malos momentos de la vida, como las lágrimas del mal que pasan apresuradamente como una estrella fugaz. Pero jamás perderá la eterna esperanza, ni tampoco su cómplice sonrisa, pues ello implicaría una contradicción de su manera de ver y sentir la vida, como una llama avivada por la esperanza anhela algún día la ilusión de encontrar un amor que no admite espera, sino templanza y que le despierten mariposas en su vientre. Así es María.

RAÚL, 49
Raúl tiene como un encantador resplandor en su mirada como los hombres que suelen ser sinceros y nobles, unos ojos que dan fuerza a su mirada cómplice. Es separado y con dos hijos; Cristina de 21 y Daniel de 17, que son como sus sueños que abrigan su lucha por admirarlos y solazarse con ellos, como la flecha que vuela y por donde se cumple la promesa de un padre involucrado y comprometido.
La costumbre le ha hecho ser un hombre prudente y discreto en la vida. Y sin ser categórico ni tampoco inseguro, su edad no le frena porque se cuida por dentro y por fuera, haciendo deporte y ejercicio diario cuyas pequeñas victorias son mantenerse en buena forma. Raúl va retando a los cambios asociados al paso de los años como con la fuerza que el viento acude con el tiempo pero con suaves caricias de juventud, intentando encender la luz para quitar la oscuridad y creencias irracionales que a veces puede traer la madurez. Para él, pensar en positivo es como un mecanismo de defensa que le permite dar equilibrio a las bondades de estar activo física y mentalmente.
A sus casi 50 años no es muy dado e emitir juicios de valor, ni tampoco a derrumbarse por nostalgias pasadas y caducas en el tiempo. Pues la nostalgia, es como esa sensación de sentir como aprieta el pecho tan hondamente con ansias tan invencibles o más fuertes que unas murmuraciones del pasado que cuestan de olvidar. La línea del tiempo del pasado ha de quedarse en él.
Por las mañanas, muy temprano, le gusta tomar café en silencio sentado en su cómodo sofá rinconero y de modular hechura, para contemplar por los ventanales de su ático en una zona de arboledas en su jardín que da a la lustrosa de su terraza, y sin ser esta frontera de nada mira con sanos pensamientos los cielos que le cubren desde la balconada de la terraza donde también se ve la lozana montaña a los lejos. El dulce y agradecido amanecer está ante sus ojos cada día cuando se levanta para su entera contemplación bajo el barniz de su deleite y satisfacción. Y todo esto sin salir de su confortable hogar.
Aunque a veces se siente un tanto melancólico, un tanto atrapado en su soledad, imagina tener a alguien al lado algún día para hacerlo en sutil y recreada compañía. A Raúl le gusta reflexionar sobre la vida, el amor, las emociones y los sentimientos a esas horas de la temprana mañana, porque cree firmemente que a toda criatura le pertenece un trocito de cielo, una pequeña parcela donde poder sembrar sus ilusiones vestidas de mil colores, como un terreno fértil y pletórico donde poder sembrar el amor de sus sueños algún día. Y con todo esto alcanza alto su empeño por el gozo de vivir.
Es maître de oficio en un restaurante del centro de Barcelona y de manjares finos, y lleva su profesión con suma pericia, maestría y destreza en este campo de la restauración gastronómica. Cumplidor y exigente con sí mismo cuando atiende al agasajado cliente, siempre para dejar contento y satisfecho al comensal más exigente. Su sueldo le permite hacer una vida cómoda: un viaje que otro de vez en cuando, un reloj que le guste o simplemente colaborando con una ONG. Pero lo que más le gusta es viajar para conocer lejanos lugares o zonas no tan remotas. Pues en esto de los viajes las distancias son muy fortuitas y también imprevistas, aplicándose eso del refranero que dice: "En largos caminos, se conocen los buenos amigos."
A veces piensa -como se ha dicho- en encontrar esa mujer que le haga sentir feliz y dichoso otra vez, donde mil pájaros le cantaría a esa hembra que hallase como si fuese un capricho del justo cielo. Y sin perder mucho el tiempo, que es medida de pacientes y discretos, le susurraría cosas al oído a su amada que le llegasen con infinita ternura en las secretas partes de la alma, que ya se sabe que anda siempre receptora de buenos galanteos y alabanzas. Raúl sabe que el amor puede resultar tan agotador como gratificante y de satisfecha condición, pero también puede ser a la vez amante del drama y el infortunio, como la vida misma. Eso es cada cual como se lo tome y le vaya en la vida.
Raúl tiene una elegancia natural cuando viste y cuando anda, y un original sentido del humor que arranca una sonrisa sin demasiada dificultad sin parecer cómico ni tampoco demasiado burlesco. Se esfuerza por mejorar como persona día tras día, tanto tangibles como espiritualmente. Y claro, su pasión por la vida es tan fuerte como el agua del río que tiene ganas de salir al mar.
Intenta ser siempre un hombre encantador y seductor, aunque los encantos y los coqueteos a veces puedan provocar locura, pero es una locura sana que se vive con un desmedido y hedonista éxtasis. Pues ya dicen los poetas qué: El amor y la locura son los motores que hacen andar la vida. De su cuerpo desnudo su sudor exhala unas perfumadas feromonas que es como la colonia de su piel, son como esas esencias que alimentan para encender la chispa del amor y de las pasiones al paso que abarcan. Él piensa que la soledad está bien, pero sólo para quien la desee de verdad por unos breves y deseados instantes de la vida, pues no es conveniente ni tampoco prudente excederse en esto de la soledad, porque puede llevar a escaladas y ascensiones peligrosas para el alma.
Su ilusión por la vida se mueve y avanza como la pólvora, porque la sensatez y la sabiduría vienen dadas con los años para madurar consciente y sanamente como un proceso vital y natural. Eso ya se intuye.
Como una capa aislante que le protege de sus miedos hace que sus ilusiones vaguen por su equilibrada mente. A veces recuerda entre melancolías aquellos besos que se bebían de su boca cuando estuvo enamorado de muy joven por primera vez, y a modo de camuflaje disimula su ayer ya remoto y pasado como una estancia donde guarda sus íntimos recuerdos. Es un poco como una cosa de tierna condición. ¡Y qué se lo diga quien lo sepa para no dar muestra de inmadurez! Raúl anhela en sueños que van persiguiendo sombras un futuro donde pueda sentirse en paz consigo mismo y con los demás.
Esa alma gemela que anhela para formar un mundo divino entre dos, igual está vagando por un mar imaginario como las hadas que encantan y que llegan de lejos, como esas misteriosas entonaciones con voz femenina que atraían a los marinos y los embrujaban de pasión. Raúl para volver a escribir su futuro se mueve y avanza como la pólvora cuando a la mecha se le ha dado.
Y cuando cae la noche, Raúl mira a los diáfanos cielos con una sutil esperanza e ilusión, para dejar perder su exultante mirada entre las constelaciones del firmamento, donde espera respuesta a su ensueño de un proyecto de vida que pueda ser delirio. A veces se recoge en un silencio entristecido porque una vez amó como un amador errante. Pues dicen que las lágrimas del desamor limpian como el sudor lo hace con las impurezas. Porque los hombres también lloran. ¡Sin duda!